The White Rabbit
Curioseando por Santiago, vi unas rejas muy art nouveau y unas escaleras que se dirigían hacia una puerta roja. WOW! Parece un cuento-pensé. Y ahí que entré a ver qué se cocía dentro.
Las paredes estaban empapeladas con motivos de bosque, con ilustraciones de conejos y marcos de madera que no enmarcaban más que trozos de pared…A mi me gustan esos sitios donde cuando uno entra parece que estás en otra ciudad.
A ver, si voy de turista a Los Angeles, me gusta entrar en un drive-in y que te atienda una camarera 100% Californian-style, o si voy de paso por Madrid, me mola el bar de barrio con el camarero 100% Manolo-style, pero cuando uno vive en una ciudad me gusta cortar un poco con la ciudad misma, al menos los domingos.
Y esto es lo que me pasó en este domingo de brunch.
Dejando la experiencia un lado, vamos a la carta: buenos cocktails, variedad de tés, buen café, buen zumo de naranja (ojo! sólo hay de naranja). Lo más señalable: que hay huevos benedictine. Y eso es difícil de encontrar en Santiago. Lo sirven con pan de brioche, tocino ahumado y salsa holandesa hecha en casa.
Lo mejor: el lugar. Y que está al lado de la Chascona (la casa de Pablo Neruda).
Lo peor: que la camarera no sabe si se llama «The White Rabbit» por el conejo de Alicia en el País de las Maravillas o por qué…pero bueno, no todos tienen la habilidad de inventar una historia que satisfaga y flashee al cliente, aunque sea mentira.
THE WHITE RABBIT. Antonia Lopez de Bello 0118, Providencia. Santiago, Chile
Creo que me pareció verlo el otro día que fui a santiago!